viernes, 6 de enero de 2012

Gritar


En más de una vez he comprobado que gritar relaja y de qué manera...
Estoy por soltar ahora tres voces. Sí, tres, porque es un número muy clásico, solemne y elegante en el discurso y así contrastaría a las mil maravillas con la ordinariez de mi grito colándosete por los ojos hasta que no vieras otro tono que el de mi voz, por los tímpanos desgarrando el silencio que te tapia la vida, y el último- me alejo del famoso el tercero en la frente (para pensamientos ya tengo los míos) - que se te meta en la boca, más que nada para que envidies el descaro crujiente de lo que podría haber sido un brutal beso.

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