jueves, 21 de agosto de 2014

Cristina González Narea: "Soy una indígena rockera"

Cristina González Narea, rockera auténtica, nos abre las puertas de su casa y nos desnuda sus "huesos de mar" en una tarde en la que no faltaron ni saladas canciones, ni buenas vibraciones. Y puede ser casualidad, pero al acabar la entrevista, el cielo ardía y nos abrazaba en un atardecer rojo intenso.

Para empezar, ¿por qué el nombre de Huesos de mar?

Huesos de mar fue un nombre que me regalaron y que en cuanto lo oí, escuché el sentido del disco: el paso, mi trayectoria vital, humana personal y todo ese resto que queda de ceniza, de sangres, de vida, de humedad... Eso es para mí un poco la metáfora de huesos de mar, el sentirte muy pequeño dentro de este planeta, dándote cuenta de que nuestros grandes problemas a veces son una minucia, una milésima parte de un grano de arena, cuando te das cuenta de que estás en medio de un planeta en el que antes todo era agua... yo que sé, yo estoy muy en contacto con la naturaleza, en cuanto a percepción, a respiración... no es que viva en el campo, vivo aquí en el barrio de Tetuán, pero sí es algo que a mí me alimenta... el contacto con la naturaleza es vital para no cortarte las venas directamente o dejar de respirar.

¿Cómo recuerdas tus primeros pasos musicales y cómo crees que has evolucionado desde Mensajero del amor hasta Huesos de mar?

Hmm... vamos a ver, es que yo no me iba a dedicar a la música, yo vengo de una familia de artistas famosos, boleristas, y entonces pasaban por mi casa mucha gente famosa de la época, incluso algunos amigos de mi madre vienen todavía, gente del jazz y del bossa nova como Elis Regina, actores como Jorge Mistral, yo que sé... Olga Guillot, Armando Manzanero... gente del bolero. Entonces, yo creo que un poco por lo del famoseo y porque mi madre estaba ausente, estaba de gira y tal... yo lo de la música lo tenía como postergado, yo quería ser o peluquera o abogado, te lo juro. Pero bueno, eso era una cosa de niñas...

Luego, el caso es que me crié aquí en Madrid, mi madre nos trajo a mi hermana y a mí de chicas, fui aquí a la escuela... pero, en época de la dictadura de Pinochet en Chile, yo me fui allí a trabajar, en cultura y en política, y viví allí ocho años, entre el 80 y el 88. Fue ahí cuando empecé a componer y surgió Mensajero del amor, que es un disco, en cuanto a letras, totalmente de denuncia, pero no era la música del cantautor típica, sino que transgredía bastante en esa época, porque era un jazz fusión, un jazz rock, y, como en Huesos de mar, también con instrumentos del folclore sudamericano. Y así partió, pero fue un disco que surgió un poco como un vómito, como una necesidad.

En esa época, a finales de los 80, decidí regresarme a España porque eso ya no daba para más, estaban en el proceso de transición de esa dictadura y yo ya había dejado mucha sangre y mucha huella en el camino, y decidí venir a hacer música. Aquí me dediqué a buscarme la vida, a ganármela... a criar a mi hija, que había nacido en Chile, era chiquita... y, bueno, hice dos discos, Al otro lado (2004) y Agua (2010), pero mucha música, ¿sabes? Yo siempre me he ganado la vida acompañando, y, últimamente cada vez más, colaboro con gente muy importante de la música española.

Con Huesos de mar, de alguna manera, me reencuentro con mi raíz; o sea, de hecho siento la necesidad... por ser una persona que siempre estoy viajando, que me he criado una época de la adolescencia aquí, pero que tampoco era de aquí, y tampoco era de allá... bastante sin una identidad y sin un lugar en el mundo, ¿sabes? tu farmacia, tu mercería, tu olor de tu colegio... esas cosas son importantes... bueno, se me eriza la piel, hablo de esto y se me eriza la piel... Bueno, pues Huesos de mar es proceso de toda esa huella, ese hueso, que viene a encontrarme con mi sonido folclórico de Chile, y también colaborando con la gente con la que he trabajado aquí, y desde la canción de autor que yo hago.

Entonces, podemos decir que, tanto este disco en particular, como tu vida en general, se sitúan entre Chile y España, ¿de qué manera crees que te ha influido cada país?

De Chile... siempre me he sentido muy india. A mí me dicen "la negra", de hecho, pero no por eso, ¿no? porque hay indios blancos también. Pero me identifico mucho con todo lo que motiva a la raza indígena en cualquier país del mundo: el contacto con la tierra, el contacto con el universo... la actitud guerrera; que aquí en España y en el mundo civilizado anglosajón es la actitud que llamamos de rock and roll. Yo no hago rock, no canto rock, pero soy rockera en cuanto a actitud de vida. Soy una indígena rockera.

No sé si me aventuro demasiado al decir que Huesos de mar guarda una cierta "linealidad" y las canciones no presentan un orden aleatorio. ¿Pretendías, en cierto modo, crear una historia con este disco?

Sí, lo que pasa que para mí "lineal" significa otra cosa, para mí "lineal" significa "plano", y no considero que Huesos de mar sea plano... si me lo permites, claro, es tu forma de expresarlo... Pero te entendí lo que quieres preguntar, y sí, pretendía al grabarlo que se leyera como un poemario; que la primera vez que lo cojas lo escuches de arriba a abajo, luego ya lo abres por donde quieras, por el poema que quieras... Pero como primera idea no es un disco de canciones sueltas, que podrían haber sido doce, trece, o estar puestas en cualquier orden, ¿no? Para mí tiene un recorrido, que también lo estoy haciendo en los directos, lo hice en Chile ahora, intentando hacer como un abanico, distinto al del disco porque un directo tiene otro fuego, tiene otra energía... pero, sí, es un disco que pretende que sea leído hoja a hoja.
Y si tuvieses que elegir una sola canción del disco, ¿con cuál te quedarías y por qué?

Pero me parece esto injusto, ¿por qué tengo que elegir una? ¿No puedo elegir doce? Sólo una... uff..., está jodido eso... ¿cuál digo? Más allá, quizás, la primera, la que abre el disco... por algo lo abre.

Aunque en Hija de madre y tierra nos ofreces un exquisito autorretrato, si te tuvieses que definir con tres palabras, ¿cuáles escogerías?

Que interesante, voy a tener que apuntar estas preguntas... Que difícil, güey... Vale, hmm... creativa, sorprendida y muy "echá pa'lante".

En muchas de las canciones de tu disco, como Óyeme o Nuestro paraíso, hablas de la necesidad de deshacer nudos y de aprender a vivir como uno quiere disfrutando de cada instante. ¿Logras siempre aplicar esa filosofía en tu día a día?

Bueno, esa es una gran cuestión que planteas, porque precisamente eso es, ya no en el día a día, sino a cada rato. En cada instante consciente, cuando yo siento que estoy como en fuera de juego, o cuando me desvío de mí, de mi ser, cuando me siento incómoda;  en vez de echarle la culpa al de enfrente o al de al lado, o al trabajo, o a  tal... pues de repente te miras para dentro y ese enfoque de respiro del que hablo, de meditación, o  simplemente de respirar conscientemente tres veces, o  de poner la vista ahí donde está esa luz, a mí me da serenidad y me centra. Pero eso, a cada rato, porque yo tampoco quiero meterme en un monasterio, a mí me gusta la mitad monja y la mitad rockera... A mí irme al monte, ahí todo el día, por lo menos hasta hoy, no me apetece. Me gusta vivir en esos dos lados, en el lado oscuro y en el lado de la luz, que se complementan perfectamente.

Ahora una pregunta un poco más íntima, ¿Blues del viento se basa en una experiencia personal vivida? 

Es que, mira, esa canción tiene un montón de años, lo que pasa es que cambié un poco la letra. Era peor la letra, lo que pasa es que yo, gracias a la poesía y gracias a leer, gracias a Bolo, entre otros, he aprendido mucho en este último tiempo de cómo intentar expresar mejor, comunicar mejor... aunque me queda un montón, soy una teenager todavía.. Y, bueno, ninguna de mis canciones es como "te la dedico a ti, mon chéri". No, te sale así, pero porque estás viviendo experiencias, porque yo amo el amor, amo la pareja, amo la lujuria, amo de todo... te quiero decir, o sea, esa canción no está dedicada nadie en particular, pero lo que es fascinante es que se la puedes dedicar en cualquier momento a alguien.

En relación con Cuál es la ley, ¿qué ley o norma sugerirías para tratar de solucionar todos esos horrible problemas del mundo que expresas en tu canción?

Bueno, algo muy evidente, pero no por ello lo dejo de decir, que es el estado de conciencia, ser consciente; porque para ser generoso, para ser solidario, para ser mejor persona, para amar bien o para dejarte amar... coño, hay que ser un poquito consciente, y la peña está absolutamente intoxicada. Entonces, desde el tío más malo, desde la tía más perversa, que quiera ser muy poderosa, que hay a miles; ese es incluso más consciente que el otro, el que va de buenazo y no hace nada y se queja todo el día desde el sofá. Pero yo creo que tomar conciencia no es nada muy importante, es simplemente como ver dónde estoy; yo no tengo la respuesta de qué carajo es esto, pero sí sé que hay una constante, que se amanece, se atardece y se hace de noche. Y yo sigo respirando, y no soy de las que se tira por la ventana, y hay cosas que me excitan muchísimo y cosas que me echan para atrás. Por eso, creo que la primera ley es romper las leyes y que así la gente sea por sí misma un poquito consciente. Porque la gente se salta las normas y las leyes porque no es consciente, porque la gente es muy básica, o muy perversa.


Y para terminar, vamos a pasar a una parte un poco más práctica de la entrevista. Voy a decirte tres palabras y quiero que con cada una de ellas dibujes lo primero que se te pase por la cabeza:









Fotografía: Diego García Moreno

1 comentario:

  1. Hermosa nota, admiro mucho a Cristina y hermosa nota le hicistes, felicidades,,,,

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