Viviría consumándote con parsimonia las horas de mis días.
Recreándome en la brisa que me llega de tus pestañas, buceando en tus pupilas
de neón, naufragando en el abismo ocular de una belleza inspirativa,
deleitándome en el caos beligerante que produce en mi alma tu cuerpo, pintando
la realidad de matices deslumbrantes.
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