domingo, 23 de noviembre de 2014

sábado, 25 de octubre de 2014

Yo, mí, me conmigo

Tengo más maneras de volar que pares de calcetines. Y las ansias se agitan en mi estómago, igual que borbotea el amor un poco más arriba. Mis alas no se esconden nunca, tampoco mis verdades, que son, creo yo, un poco lo mismo. Así, subo como la Luna para volver a bajar a la hora correcta, sabiendo que las estrellas siempre impresionan más vistas desde abajo e intentando que el sol no me queme más de la cuenta. Soy adicta a crear abriéndome el pecho hasta que sangra, diluyendo lo que sobra en el azul que más uso en mis pinceles. Y a cambio sólo tengo ocres, grises y asfalto, sucedáneos de pasión envueltos en humo de coches. Luego la tinta negra inunda el cielo y la vida escala a miradores de cerveza y ron. Mientras, más abajo, está observándome el diablo. Y no sé qué espera de mí, pero tampoco me importa. 

domingo, 14 de septiembre de 2014

Mi jaula


Quiero llenar de pájaros mi jaula,
quiero perder la llave
de la salida de emergencia, sólo
quiero que me descosas estas alas
de ángel caído, deja
que hinque mis dientes al último aliento
de papel arrugado.
Deja que la gramática inservible
de las ojeras devore las horas
y en la cintura inmortal de la noche
defienda mis castillos de la infancia,
atesore recuerdos 
como heridas de guerra,
mientras me vuelvo termita en tu piel
astillada de hastío.

jueves, 28 de agosto de 2014

No quiero

No quiero que mañana sea tarde para empezar de cero. No quiero que te mires en mis ojos y veas que estoy vacía todavía. No quiero más puñales en la espalda, ni que decores esta piel de cicatrices. No quiero que el tequila sepa a tequila solamente. No quiero que se enfermen mis pulmones si no es de tu aire envenenado, ni quiero que tus pies bailen desnudos en sábanas que no me reconocen.
No quiero que te vayas, pero vete. No quiero que te quedes, márchate. No quiero ya ni verte, pero espera, que yo sé que cuando llueve tus besos se alargan doce minutos. Date una vuelta más, gira a la izquierda por el pasillo gris de la tristeza y lame el horizonte de mi ombligo. Y vete de una vez, no quiero verte. No quiero ya quererte, pero espera, que yo sé que en tus manos habitan diez pianistas ciegos.
No quiero, ni te quiero, ni he querido
como te quiero ahora que no quiero
quererte y no quererme demasiado.

lunes, 25 de agosto de 2014

Hablemos de pólvora y muerte



Hablemos de pólvora  y muerte.
Hablemos de pupilas agrietadas, secas,
cansadas de mirar sin ver.
Hablemos de tormentas que derriban paredes,
del silencio que no existe,
del murmullo que se encarga de sustituirlo,
y que no nos pertenece.
Hablemos de bocas desconocidas e insípidas,
de lenguas chasqueantes como látigos,
como cadenas,
sin espuma ni versos.


sábado, 23 de agosto de 2014

La peor locura es parecer demasiado sensato.

Hay quien llama distancia a la falta de deseo, quien usa la palabra platónico para camuflar su cobardía. Hay quien mantiene el silencio por temor a que lo que salga de su garganta sea un nombre que ya debería haber olvidado. Están los que miden el ego en centímetros, el amor en tiempo en lugar de en suspiros, el tiempo en minutos y jamás en pulsaciones. Están los que piensan que esa ingrata habilidad de saber pedir perdón sin despeinarse ya les da todo el derecho de poder hacernos daño. Están los que hablan de imposibles porque no fueron capaces. Los que llaman soledad a la incapacidad de estar con nadie. Los que se quedan con la duda eterna por temor a la respuesta. Los que confunden esperanza con optimismo.  Los que culpan al destino de sus errores y llaman intuición a cada acierto. Los que piensan que tener orgullo es más importante que tener a alguien. Los que lanzan una promesa como un globo, olvidando que pesa como una roca. Esos seres perfectos que van de cuerdos cuando la peor locura es parecer demasiado sensato.


jueves, 21 de agosto de 2014

Cristina González Narea: "Soy una indígena rockera"

Cristina González Narea, rockera auténtica, nos abre las puertas de su casa y nos desnuda sus "huesos de mar" en una tarde en la que no faltaron ni saladas canciones, ni buenas vibraciones. Y puede ser casualidad, pero al acabar la entrevista, el cielo ardía y nos abrazaba en un atardecer rojo intenso.

Para empezar, ¿por qué el nombre de Huesos de mar?

Huesos de mar fue un nombre que me regalaron y que en cuanto lo oí, escuché el sentido del disco: el paso, mi trayectoria vital, humana personal y todo ese resto que queda de ceniza, de sangres, de vida, de humedad... Eso es para mí un poco la metáfora de huesos de mar, el sentirte muy pequeño dentro de este planeta, dándote cuenta de que nuestros grandes problemas a veces son una minucia, una milésima parte de un grano de arena, cuando te das cuenta de que estás en medio de un planeta en el que antes todo era agua... yo que sé, yo estoy muy en contacto con la naturaleza, en cuanto a percepción, a respiración... no es que viva en el campo, vivo aquí en el barrio de Tetuán, pero sí es algo que a mí me alimenta... el contacto con la naturaleza es vital para no cortarte las venas directamente o dejar de respirar.

¿Cómo recuerdas tus primeros pasos musicales y cómo crees que has evolucionado desde Mensajero del amor hasta Huesos de mar?

Hmm... vamos a ver, es que yo no me iba a dedicar a la música, yo vengo de una familia de artistas famosos, boleristas, y entonces pasaban por mi casa mucha gente famosa de la época, incluso algunos amigos de mi madre vienen todavía, gente del jazz y del bossa nova como Elis Regina, actores como Jorge Mistral, yo que sé... Olga Guillot, Armando Manzanero... gente del bolero. Entonces, yo creo que un poco por lo del famoseo y porque mi madre estaba ausente, estaba de gira y tal... yo lo de la música lo tenía como postergado, yo quería ser o peluquera o abogado, te lo juro. Pero bueno, eso era una cosa de niñas...

Luego, el caso es que me crié aquí en Madrid, mi madre nos trajo a mi hermana y a mí de chicas, fui aquí a la escuela... pero, en época de la dictadura de Pinochet en Chile, yo me fui allí a trabajar, en cultura y en política, y viví allí ocho años, entre el 80 y el 88. Fue ahí cuando empecé a componer y surgió Mensajero del amor, que es un disco, en cuanto a letras, totalmente de denuncia, pero no era la música del cantautor típica, sino que transgredía bastante en esa época, porque era un jazz fusión, un jazz rock, y, como en Huesos de mar, también con instrumentos del folclore sudamericano. Y así partió, pero fue un disco que surgió un poco como un vómito, como una necesidad.

En esa época, a finales de los 80, decidí regresarme a España porque eso ya no daba para más, estaban en el proceso de transición de esa dictadura y yo ya había dejado mucha sangre y mucha huella en el camino, y decidí venir a hacer música. Aquí me dediqué a buscarme la vida, a ganármela... a criar a mi hija, que había nacido en Chile, era chiquita... y, bueno, hice dos discos, Al otro lado (2004) y Agua (2010), pero mucha música, ¿sabes? Yo siempre me he ganado la vida acompañando, y, últimamente cada vez más, colaboro con gente muy importante de la música española.

Con Huesos de mar, de alguna manera, me reencuentro con mi raíz; o sea, de hecho siento la necesidad... por ser una persona que siempre estoy viajando, que me he criado una época de la adolescencia aquí, pero que tampoco era de aquí, y tampoco era de allá... bastante sin una identidad y sin un lugar en el mundo, ¿sabes? tu farmacia, tu mercería, tu olor de tu colegio... esas cosas son importantes... bueno, se me eriza la piel, hablo de esto y se me eriza la piel... Bueno, pues Huesos de mar es proceso de toda esa huella, ese hueso, que viene a encontrarme con mi sonido folclórico de Chile, y también colaborando con la gente con la que he trabajado aquí, y desde la canción de autor que yo hago.

Entonces, podemos decir que, tanto este disco en particular, como tu vida en general, se sitúan entre Chile y España, ¿de qué manera crees que te ha influido cada país?

De Chile... siempre me he sentido muy india. A mí me dicen "la negra", de hecho, pero no por eso, ¿no? porque hay indios blancos también. Pero me identifico mucho con todo lo que motiva a la raza indígena en cualquier país del mundo: el contacto con la tierra, el contacto con el universo... la actitud guerrera; que aquí en España y en el mundo civilizado anglosajón es la actitud que llamamos de rock and roll. Yo no hago rock, no canto rock, pero soy rockera en cuanto a actitud de vida. Soy una indígena rockera.

No sé si me aventuro demasiado al decir que Huesos de mar guarda una cierta "linealidad" y las canciones no presentan un orden aleatorio. ¿Pretendías, en cierto modo, crear una historia con este disco?

Sí, lo que pasa que para mí "lineal" significa otra cosa, para mí "lineal" significa "plano", y no considero que Huesos de mar sea plano... si me lo permites, claro, es tu forma de expresarlo... Pero te entendí lo que quieres preguntar, y sí, pretendía al grabarlo que se leyera como un poemario; que la primera vez que lo cojas lo escuches de arriba a abajo, luego ya lo abres por donde quieras, por el poema que quieras... Pero como primera idea no es un disco de canciones sueltas, que podrían haber sido doce, trece, o estar puestas en cualquier orden, ¿no? Para mí tiene un recorrido, que también lo estoy haciendo en los directos, lo hice en Chile ahora, intentando hacer como un abanico, distinto al del disco porque un directo tiene otro fuego, tiene otra energía... pero, sí, es un disco que pretende que sea leído hoja a hoja.
Y si tuvieses que elegir una sola canción del disco, ¿con cuál te quedarías y por qué?

Pero me parece esto injusto, ¿por qué tengo que elegir una? ¿No puedo elegir doce? Sólo una... uff..., está jodido eso... ¿cuál digo? Más allá, quizás, la primera, la que abre el disco... por algo lo abre.

Aunque en Hija de madre y tierra nos ofreces un exquisito autorretrato, si te tuvieses que definir con tres palabras, ¿cuáles escogerías?

Que interesante, voy a tener que apuntar estas preguntas... Que difícil, güey... Vale, hmm... creativa, sorprendida y muy "echá pa'lante".

En muchas de las canciones de tu disco, como Óyeme o Nuestro paraíso, hablas de la necesidad de deshacer nudos y de aprender a vivir como uno quiere disfrutando de cada instante. ¿Logras siempre aplicar esa filosofía en tu día a día?

Bueno, esa es una gran cuestión que planteas, porque precisamente eso es, ya no en el día a día, sino a cada rato. En cada instante consciente, cuando yo siento que estoy como en fuera de juego, o cuando me desvío de mí, de mi ser, cuando me siento incómoda;  en vez de echarle la culpa al de enfrente o al de al lado, o al trabajo, o a  tal... pues de repente te miras para dentro y ese enfoque de respiro del que hablo, de meditación, o  simplemente de respirar conscientemente tres veces, o  de poner la vista ahí donde está esa luz, a mí me da serenidad y me centra. Pero eso, a cada rato, porque yo tampoco quiero meterme en un monasterio, a mí me gusta la mitad monja y la mitad rockera... A mí irme al monte, ahí todo el día, por lo menos hasta hoy, no me apetece. Me gusta vivir en esos dos lados, en el lado oscuro y en el lado de la luz, que se complementan perfectamente.

Ahora una pregunta un poco más íntima, ¿Blues del viento se basa en una experiencia personal vivida? 

Es que, mira, esa canción tiene un montón de años, lo que pasa es que cambié un poco la letra. Era peor la letra, lo que pasa es que yo, gracias a la poesía y gracias a leer, gracias a Bolo, entre otros, he aprendido mucho en este último tiempo de cómo intentar expresar mejor, comunicar mejor... aunque me queda un montón, soy una teenager todavía.. Y, bueno, ninguna de mis canciones es como "te la dedico a ti, mon chéri". No, te sale así, pero porque estás viviendo experiencias, porque yo amo el amor, amo la pareja, amo la lujuria, amo de todo... te quiero decir, o sea, esa canción no está dedicada nadie en particular, pero lo que es fascinante es que se la puedes dedicar en cualquier momento a alguien.

En relación con Cuál es la ley, ¿qué ley o norma sugerirías para tratar de solucionar todos esos horrible problemas del mundo que expresas en tu canción?

Bueno, algo muy evidente, pero no por ello lo dejo de decir, que es el estado de conciencia, ser consciente; porque para ser generoso, para ser solidario, para ser mejor persona, para amar bien o para dejarte amar... coño, hay que ser un poquito consciente, y la peña está absolutamente intoxicada. Entonces, desde el tío más malo, desde la tía más perversa, que quiera ser muy poderosa, que hay a miles; ese es incluso más consciente que el otro, el que va de buenazo y no hace nada y se queja todo el día desde el sofá. Pero yo creo que tomar conciencia no es nada muy importante, es simplemente como ver dónde estoy; yo no tengo la respuesta de qué carajo es esto, pero sí sé que hay una constante, que se amanece, se atardece y se hace de noche. Y yo sigo respirando, y no soy de las que se tira por la ventana, y hay cosas que me excitan muchísimo y cosas que me echan para atrás. Por eso, creo que la primera ley es romper las leyes y que así la gente sea por sí misma un poquito consciente. Porque la gente se salta las normas y las leyes porque no es consciente, porque la gente es muy básica, o muy perversa.


Y para terminar, vamos a pasar a una parte un poco más práctica de la entrevista. Voy a decirte tres palabras y quiero que con cada una de ellas dibujes lo primero que se te pase por la cabeza:









Fotografía: Diego García Moreno

martes, 19 de agosto de 2014

El rumor es cierto

El rumor es cierto, las cosas siempre empiezan por lo rojo, por lo corto o por lo intenso de una falda; como si un ángel se transformara en algodón y recorriera las cortinas de un cuerpo. Pero sucede que a veces me despierto sin saber si el tiempo es danza o es batalla; y tal vez por eso, porque siempre me dicen que estoy un poco loca, es que pierdo los papeles y los versos. Entonces, poco menos que valiente, recojo los poemas reciclados para ladrar sobre los perros que han muerto en mis caderas, o intentar decirte que todavía no entiendo cómo nacen los amantes o por qué siempre pierdo como un lobo solitario el cruel costado de tu costilla reprimida y me desvivo escribiendo estas líneas sin sentido.


sábado, 16 de agosto de 2014

Huesos de mar, Cristina González Narea

Huesos de mar se gesta desde las entrañas, desde el calor visceral de un cuerpo, desde un idioma de roces eléctricos y de pinceladas saladas al aire. Se siente en cada canción que Cristina González Narea es una mujer que las noches que no escribe suele nacer muerta al día siguiente. Por otro lado, Cristina logra fusionar los ritmos más tradicionales con toques de rock, consiguiendo un resultado que, como mínimo, no deja indiferente.
                         
Si emprendemos un recorrido por sus canciones, nos encontramos en primer lugar a una Cristina soñadora que nos transporta más allá de un mundo absurdamente racional, "más allá de la oscuridad, de sueños quebrados mucho antes de terminar", porque, al fin y al cabo "así es la locura, cuando sana y cura cualquier enfermedad" y todo lo que
importa es sentirnos vivos. En la misma línea, la cantautora defiende en su segunda canción la necesidad de crear cada uno de nosotros un paraíso paralelo en el que poder olvidar la rutina y los horarios y disfrutar de cada instante, de esas pequeñas cosas del día a día que nos hacen felices, pues "somos pájaros en vuelo liberando la mirada, sabemos respirar cada mañana."

En sus dos siguientes canciones, Cristina se abre por completo emocionalmente. En Blues del viento nos presenta una bella declaración de una amor sencillo y sincero, ése en el que "somos poesía que se lee en el abrazo", ése en el que "no sabemos si es que llegará Paris a conocernos, más incierto es frenar la humedad de este momento." En Hija de madre y tierra realiza un autorretrato: "Mujer de todos los viajes, llave de todas las puertas, de la revolución mi rebelión es la esencia." "Como un acorde que aprieta en mi cintura, resuena la poesía, la poesía y su guerra."

Como nos canta Cristina en su quinta canción, "la atmósfera es el único límite" y no debemos dejar que la sociedad marque en nosotros falsas creencias, un guión absurdo que coarta nuestra libertad, "que nos ahoga el espacio." En su sexta canción nos muestra que todo cambia, pero no debemos desfallecer ni rendirnos jamás, sino que los sentimientos deben ser siempre nuestro principal motor en la vida, pues "el río nunca, nunca se cansa."

¿Cuál es la ley? Eso se pregunta la cantautora en esta conmovedora crítica social que te pone los pelos de punta: "Hambre y socorro en la calle y gente que de eso ni sabe. Así es la historia y no viene a cuento sentir que nos vale." Por otro lado, en Historias nos ofrece una gran consejo en forma de canción: las apariencias engañan y " puede venir la mentira en dulce veneno con amor de pagar", así que "rebelarse y elegir es ahora lo que toca, no te duermas de pie." El maravilloso oficio del poeta, así como la necesidad de vivir cada instante intensamente quedan plasmados en su novena canción: "Soy raíz del universo entero, respirar es lo único que tengo, soy capaz de equilibrar el vuelo. Todo se transforma a cada paso, todo se dibuja cada día en una página en blanco."

¿Qué hacer cuando te encuentras encerrado, enclaustrado en las cadenas de relojes que no te dejan vivir? ¿Qué hacer cuando no ves la salida? Pues mirar en nuestro interior y, tal y como nos canta en Cerro los placeres: "Volar con la imaginación, encumbrando mi voz he llegado al otro lado; y que más da si tenemos el sol, una estrella que nunca es fugaz al mirarlo. Juego mis encantos, cierro los placeres a las diez, no es un tramo largo, no hay distancia alguna para ser." En su última canción, Cristina quiere hacerse oír, pues "un verso libre es un canto, es una libre expresión, un grito que como el agua recorre entera la creación", pero sobre todo quiere hacernos escuchar nuestro interior para que nos liberemos de grilletes innecesarios, puesto que "no hay anclas para vivir, si te hace bien sigue andando, si te hace daño déjalo ir."

Finalmente, esta próxima semana tendré el honor de conocer a Cristina González Narea en carne y "huesos de mar", completando el puzzle que comenzó con las sensaciones que logró provocar en mí la primera vez que escuché su disco. Por su puesto, no dudéis en escucharlo (http://www.cristinagonzaleznarea.com/) ni en asistir a su presentación en Madrid el 4 de septiembre a las 21:00 en la sala Galileo Galilei.



miércoles, 26 de marzo de 2014

Poema turbio


Tu boca sabe a alcohol
y mis ojos tienen humo,
poemas turbios 
que no son más que palabras
sucias, hambrientas, voraces,
seminómadas 
entre tu lengua y mis encías
inundadas en sangre y lágrimas
de una herida 
a la que no dejo cicatrizar.



domingo, 23 de marzo de 2014

Desenrédame


Encontrarte fue el desastre 

de llenarme los ojos de azul,
de hacer equilibrios sobre una circunferencia
de radio tus brazos.
Y aún me queda pegamento entre los dedos
de recomponer los pedazos
de aquellas noches 
en que nos miramos
y nos vemos por dentro;
sin necesidad de estrellas
ni habitaciones de segunda mano.
No es sólo lo que dices,
es lo que callas.
Lo que no escribes.
Lo que no pronuncias.
Lo que, quizás, ni piensas.
Y desaparece.
El gris asfalto me escupe 
el silencio
de buscar tu presencia
y no conseguirla.
Desenrédame las palabras
que tengo atadas a las muñecas
o acaba conmigo de una vez.


jueves, 20 de marzo de 2014

Busco

Busco un depósito de sueños 
sin polvo en las pestañas,
un beso epicúreo sin contraindicaciones,
un lejos de tu cerca más peligroso,
un revés sin etiquetas "made in china",
una caricia sin segundas intenciones,
una marioneta que aún conserve sus latidos.
Busco un rescate sin secuestro,
un escondite para mis pecados capitales,
un suelo sin arenas movedizas,
una sinrazón que no me ataque,
un desliz en tus formas racionales.


miércoles, 19 de marzo de 2014

En des(me)dida


Niego cualquier vestigio de afecto

mientras lío entre mis piernas
esta certeza masoquista
de que nunca voy a cansarme 
de tu respiración agitada,
de tu saliva urgente,
de tu sudor agridulce
sobre mi vientre rijoso.
Habitan en mí
resignaciones autoimpuestas.
Hacer el amor
(contigo o sin ti)
siempre me entusiasma,
me concede tiempo 
para no pensar (nos),
para no tener que confesar (te/me)
que (te) quiero cada día 
un poco más,
que no sé cómo medir
este querer en desmedida,
ni cómo desmedirlo
sin hacer (me) más heridas.




sábado, 18 de enero de 2014

Séptimo infierno

Transité con la parte más desorbitada de mis retinas el filamento epicúreo de tus labios jaspeados de saliva. Hinqué mis dientes en tus comisuras y te privé de estrategias de defensa. Estallaron mis suspiros. Lo siguiente que recuerdo es que fuimos de cabeza al séptimo infierno.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Ofidios fluorescentes

Ofidios fluorescentes
escriben en el suelo 
nuestras pasiones candentes
en letras de neón,
repudiando el resto 

de tipografías anestesiadas.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Cavilaciones

Atrapo sus silencios
mientras se marcha,
besando su perfidia,
deshilando 
como una eternidad 
efímera.
Me deja su chasquido
y un puñado de palabras
suspendidas.



viernes, 29 de noviembre de 2013

jueves, 28 de noviembre de 2013

Tengo una cafetera 
con ideas retorcidas.
Tengo para ti un piso de alquiler 
en el averno 
de mis labios trapecistas,
que ansían persistentes,
indecisos y empedernidos
que me aflojes las tuercas 
más de noche que de día.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Yo no quiero un amor civilizado...


"Yo no quiero un amor civilizado con recibos y escena del sofá... " - Joaquín Sabina.



No me digas que me quieres,
dime que quieres sentirme
cada noche intensamente,
como si fuéramos seres
inmortales de la luna
que ilumina nuestro encuentro.

No pretendas relaciones
de caricias rutinarias,
sólo intenta despertar
en mi cuerpo sensaciones
y orgasmos incandescentes
que jamás pueda olvidar.

¡Que no quiero ser princesa,
que estoy cansada de sapos!
Yo soy ninfa sin cadenas,
liberada de ser presa
de un amor que no es Amor


domingo, 24 de noviembre de 2013


Bailamos como si el universo fuera a caducar mañana;
nuestros pies llevan su propio ritmo,
pero nuestros corazones
siempre se buscan en el aire.