Mi propia luna
Ahora ante mis
ojos, ahora a mis espaldas, ahora lejos, ahora cerca, pero siempre junto a mí.
Una vuelta a mi alrededor, y otra, y otra. A veces se esconde, tímida, en sus
propias sombras, y deja entrever una sonrisa en la oscuridad, en ocasiones
amplia y brillante, en ocasiones sólo pícara. Cada cierto tiempo, le divierte
jugar al escondite, camuflarse entre las estrellas y suplicar por que la busque
en mitad de la noche. En sus días más felices se desnuda, se estira, bosteza,
se muestra tal cual es, recibiendo los piropos de aquel astro brillante que
desde el otro extremo de mi cuerpo la contempla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario