Cristina González Narea, rockera auténtica, nos abre las
puertas de su casa y nos desnuda sus "huesos de mar" en una tarde en
la que no faltaron ni saladas canciones, ni buenas vibraciones. Y puede ser casualidad,
pero al acabar la entrevista, el cielo ardía y nos abrazaba en un atardecer
rojo intenso.
Para empezar, ¿por
qué el nombre de Huesos de mar?
Huesos de mar fue un nombre que me regalaron y que en cuanto
lo oí, escuché el sentido del disco: el paso, mi trayectoria vital, humana
personal y todo ese resto que queda de ceniza, de sangres, de vida, de
humedad... Eso es para mí un poco la metáfora de huesos de mar, el sentirte muy pequeño dentro de este planeta,
dándote cuenta de que nuestros grandes problemas a veces son una minucia, una
milésima parte de un grano de arena, cuando te das cuenta de que estás en medio
de un planeta en el que antes todo era agua... yo que sé, yo estoy muy en
contacto con la naturaleza, en cuanto a percepción, a respiración... no es que
viva en el campo, vivo aquí en el barrio de Tetuán, pero sí es algo que a mí me
alimenta... el contacto con la naturaleza es vital para no cortarte las venas
directamente o dejar de respirar.
¿Cómo recuerdas tus
primeros pasos musicales y cómo crees que has evolucionado desde Mensajero del amor hasta Huesos de mar?
Hmm... vamos a ver, es que yo no me iba a dedicar a la
música, yo vengo de una familia de artistas famosos, boleristas, y entonces
pasaban por mi casa mucha gente famosa de la época, incluso algunos amigos de
mi madre vienen todavía, gente del jazz y del bossa nova como Elis Regina,
actores como Jorge Mistral, yo que sé... Olga Guillot, Armando Manzanero...
gente del bolero. Entonces, yo creo que un poco por lo del famoseo y porque mi
madre estaba ausente, estaba de gira y tal... yo lo de la música lo tenía como
postergado, yo quería ser o peluquera o abogado, te lo juro. Pero bueno, eso era
una cosa de niñas...
Luego, el caso es que me crié aquí en Madrid, mi madre nos trajo a mi hermana y a mí de chicas, fui aquí a la escuela... pero, en época de la dictadura de Pinochet en Chile, yo me fui allí a trabajar, en cultura y en política, y viví allí ocho años, entre el 80 y el 88. Fue ahí cuando empecé a componer y surgió Mensajero del amor, que es un disco, en cuanto a letras, totalmente de denuncia, pero no era la música del cantautor típica, sino que transgredía bastante en esa época, porque era un jazz fusión, un jazz rock, y, como en Huesos de mar, también con instrumentos del folclore sudamericano. Y así partió, pero fue un disco que surgió un poco como un vómito, como una necesidad.
En esa época, a finales de los 80, decidí regresarme a
España porque eso ya no daba para más, estaban en el proceso de transición de
esa dictadura y yo ya había dejado mucha sangre y mucha huella en el camino, y
decidí venir a hacer música. Aquí me dediqué a buscarme la vida, a ganármela...
a criar a mi hija, que había nacido en Chile, era chiquita... y, bueno, hice
dos discos, Al otro lado (2004) y Agua (2010), pero mucha música, ¿sabes? Yo
siempre me he ganado la vida acompañando, y, últimamente cada vez más, colaboro
con gente muy importante de la música española.
Con Huesos de mar,
de alguna manera, me reencuentro con mi raíz; o sea, de hecho siento la
necesidad... por ser una persona que siempre estoy viajando, que me he criado
una época de la adolescencia aquí, pero que tampoco era de aquí, y tampoco era
de allá... bastante sin una identidad y sin un lugar en el mundo, ¿sabes? tu
farmacia, tu mercería, tu olor de tu colegio... esas cosas son importantes...
bueno, se me eriza la piel, hablo de esto y se me eriza la piel... Bueno, pues
Huesos de mar es proceso de toda esa huella, ese hueso, que viene a encontrarme
con mi sonido folclórico de Chile, y también colaborando con la gente con la
que he trabajado aquí, y desde la canción de autor que yo hago.
Entonces, podemos
decir que, tanto este disco en particular, como tu vida en general, se sitúan
entre Chile y España, ¿de qué manera crees que te ha influido cada país?
De Chile... siempre me he sentido muy india. A mí me dicen
"la negra", de hecho, pero no por eso, ¿no? porque hay indios blancos
también. Pero me identifico mucho con todo lo que motiva a la raza indígena en
cualquier país del mundo: el contacto con la tierra, el contacto con el
universo... la actitud guerrera; que aquí en España y en el mundo civilizado
anglosajón es la actitud que llamamos de rock and roll. Yo no hago rock, no
canto rock, pero soy rockera en cuanto a actitud de vida. Soy una indígena
rockera.
No sé si me aventuro
demasiado al decir que Huesos de mar guarda
una cierta "linealidad" y las canciones no presentan un orden
aleatorio. ¿Pretendías, en cierto modo, crear una historia con este disco?
Sí, lo que pasa que para mí "lineal" significa
otra cosa, para mí "lineal" significa "plano", y no
considero que Huesos de mar sea
plano... si me lo permites, claro, es tu forma de expresarlo... Pero te entendí
lo que quieres preguntar, y sí, pretendía al grabarlo que se leyera como un
poemario; que la primera vez que lo cojas lo escuches de arriba a abajo, luego
ya lo abres por donde quieras, por el poema que quieras... Pero como primera
idea no es un disco de canciones sueltas, que podrían haber sido doce, trece, o
estar puestas en cualquier orden, ¿no? Para mí tiene un recorrido, que también
lo estoy haciendo en los directos, lo hice en Chile ahora, intentando hacer
como un abanico, distinto al del disco porque un directo tiene otro fuego,
tiene otra energía... pero, sí, es un disco que pretende que sea leído hoja a
hoja.
Y si tuvieses que
elegir una sola canción del disco, ¿con cuál te quedarías y por qué?
Pero me parece esto injusto, ¿por qué tengo que elegir una?
¿No puedo elegir doce? Sólo una... uff..., está jodido eso... ¿cuál digo? Más allá, quizás, la primera, la que
abre el disco... por algo lo abre.
Aunque en Hija de madre y tierra nos ofreces un
exquisito autorretrato, si te tuvieses que definir con tres palabras, ¿cuáles
escogerías?
Que interesante, voy a tener que apuntar estas preguntas...
Que difícil, güey... Vale, hmm... creativa, sorprendida y muy "echá pa'lante".
En muchas de las
canciones de tu disco, como Óyeme o Nuestro paraíso, hablas de la necesidad
de deshacer nudos y de aprender a vivir como uno quiere disfrutando de cada
instante. ¿Logras siempre aplicar esa filosofía en tu día a día?
Bueno, esa es una gran cuestión que planteas, porque
precisamente eso es, ya no en el día a día, sino a cada rato. En cada instante
consciente, cuando yo siento que estoy como en fuera de juego, o cuando me
desvío de mí, de mi ser, cuando me siento incómoda; en vez de echarle la culpa al de enfrente o
al de al lado, o al trabajo, o a tal... pues
de repente te miras para dentro y ese enfoque de respiro del que hablo, de
meditación, o simplemente de respirar
conscientemente tres veces, o de poner
la vista ahí donde está esa luz, a mí me da serenidad y me centra. Pero eso, a
cada rato, porque yo tampoco quiero meterme en un monasterio, a mí me gusta la
mitad monja y la mitad rockera... A mí irme al monte, ahí todo el día, por lo
menos hasta hoy, no me apetece. Me gusta vivir en esos dos lados, en el lado
oscuro y en el lado de la luz, que se complementan perfectamente.
Ahora una pregunta un
poco más íntima, ¿Blues del viento se
basa en una experiencia personal vivida?
Es que, mira, esa canción tiene un
montón de años, lo que pasa es que cambié un poco la letra. Era peor la letra,
lo que pasa es que yo, gracias a la poesía y gracias a leer, gracias a Bolo,
entre otros, he aprendido mucho en este último tiempo de cómo intentar expresar
mejor, comunicar mejor... aunque me queda un montón, soy una teenager todavía.. Y, bueno, ninguna de
mis canciones es como "te la dedico a ti, mon chéri". No, te sale así, pero porque estás viviendo
experiencias, porque yo amo el amor, amo la pareja, amo la lujuria, amo de
todo... te quiero decir, o sea, esa canción no está dedicada nadie en
particular, pero lo que es fascinante es que se la puedes dedicar en cualquier
momento a alguien.
En relación con Cuál es la ley, ¿qué ley o norma
sugerirías para tratar de solucionar todos esos horrible problemas del mundo
que expresas en tu canción?
Bueno, algo muy evidente, pero no
por ello lo dejo de decir, que es el estado de conciencia, ser consciente;
porque para ser generoso, para ser solidario, para ser mejor persona, para amar
bien o para dejarte amar... coño, hay que ser un poquito consciente, y la peña
está absolutamente intoxicada. Entonces, desde el tío más malo, desde la tía
más perversa, que quiera ser muy poderosa, que hay a miles; ese es incluso más
consciente que el otro, el que va de buenazo y no hace nada y se queja todo el
día desde el sofá. Pero yo creo que tomar conciencia no es nada muy importante,
es simplemente como ver dónde estoy; yo no tengo la respuesta de qué carajo es
esto, pero sí sé que hay una constante, que se amanece, se atardece y se hace
de noche. Y yo sigo respirando, y no soy de las que se tira por la ventana, y
hay cosas que me excitan muchísimo y cosas que me echan para atrás. Por eso,
creo que la primera ley es romper las leyes y que así la gente sea por sí misma
un poquito consciente. Porque la gente se salta las normas y las leyes porque
no es consciente, porque la gente es muy básica, o muy perversa.
Y para terminar,
vamos a pasar a una parte un poco más práctica de la entrevista. Voy a decirte
tres palabras y quiero que con cada una de ellas dibujes lo primero que se te
pase por la cabeza:
Fotografía: Diego García Moreno
Hermosa nota, admiro mucho a Cristina y hermosa nota le hicistes, felicidades,,,,
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