domingo, 18 de noviembre de 2012

No permitas que se escape.


Año tras año, mes tras mes, semana tras semana, día tras día escapa el tiempo. Y horas, y minutos, y segundos, y escapa el tiempo. Un parpadeo, dos suspiros, tres lamentos, cuatro latidos, cinco gotas de agua salada. Y seis miradas hacia atrás, y siete recuerdos, y ocho temblores, y nueve sollozos, y diez decenas de palabras vacías. Verano. Invierno. Calor. Frío. Otoño, primavera, y otra vuelta al sol, y media vuelta a la vida. Y escapa el tiempo. Huye del presente el pasado, huye el futuro del presente. 

Y pasan los instantes, y pasan los momentos, y se pierde el olvido en el ayer, en un hoy que no existe, en un futuro imaginado.




domingo, 11 de noviembre de 2012

Criaturas del aire


El grito que rompe las cadenas que nos atan a la realidad, el fuego salvaje de nuestras entrañas, la furia utópica de un sueño sin terminar. Es la intensidad de nuestros deseos la que nos permite desplegar las alas y saltar al vacío, desatendiendo los consejos de esa conciencia que parece quedarse atrás cuando ya hemos alzado el vuelo. Es la fuerza de nuestras ilusiones la que nos empuja suavemente por la espalda, la que nos insta a seguir avanzando, sin detenernos jamás. Y es la línea de ese horizonte infinito la que nos motiva a continuar un camino que, tal vez, no llegue a ninguna parte, pero que, sin duda alguna, merece la pena recorrer. Y sentir el alma libre, alzar los brazos y alcanzar las nubes, jugar con los colores de las tormentas, inspirar el aroma del firmamento. Y sonreír. Se acabaron los recuerdos tormentosos, el dolor de palabras inesperadas, las lágrimas en el silencio de la oscuridad, esa punzada de tormento en el corazón. Porque, allá donde la luna no pueda esconderse del brillo del sol, nuestra alma se perderá con las estrellas. Porque nuestros pies no volverán a detenerse en el espacio entre el ayer y el mañana. 


 Porque somos criaturas del aire.